Resulta muy frustrante para niños como Simón cuando empiezan a jugar a la pelota y se les cae todo el rato de las manos (se les resbala) o no consiguen atraparla (demasiado pequeña o demasiado grande). Por eso, esta pelota nos encantó: es más grandecita que las normales (sin pasar ya al tamaño gigante tipo balón de playa Nivea) y los pinchitos hacen que la superficie no sea tan resbaladiza. Al mismo tiempo, estimula el tacto. De hecho, te puede servir para dar masajitos.
La hemos usado infinidad de veces en el patio, en los parques, en la playa… ¡nos ha salido muy buena!