¿Quién nos iba a decir que un juego tradicional y que teníamos ya casi olvidado nos iba a resultar tan beneficioso?
Pues sí, gracias al juego de la oca, hemos inaugurado una nueva etapa de juegos de mesa (o más bien de alfombra) en casa. Y es que Papá Noel es tan listo que le ha regalado al más peque de la casa este juego pero en tamaño supergigante. Esto lo hace aún más atractivo para los niños; además en el superdado no salen puntitos, sino números, y así lo entienden mucho mejor.
Nuestros niños han aprendido estupendamente a guardar su turno (¡incluso cuando les toca perder un turno!), a contar casillas, a rebotar si no sacan el número exacto para ganar y, lo más importante de todo, a perder. Ahora Simón pierde sin llevarse un berrinche (claro que también ayuda una regla que nos hemos inventado: al que pierde, hay que darle una avalancha de besitos y abrazos :)) ¡ahora hasta le divierte caer en la “trampa mortal”!
Además, le vuelve loco explicarle las reglas del juego a todos sus amigos, lo cual le ayuda mucho en su expresión oral.
Otros aspectos positivos del juego es que el tablero “es de plástico”, así que te lo puedes llevar a un parque y jugar al aire libre.
¡Un éxito!
Edad recomendada
Con 3 años nuestro peque entiende perfectamente las reglas del juego
Tipo de juego
Azar y no cooperativo. Al ser un juego de azar, los hermanos mayores o los papás también pueden jugar y divertirse un rato ya que tienen las mismas posibilidades de ganar o perder que los pequeños.
A destacar
Tablero y fichas gigantes; reglas muy sencillas.
¿A qué jugamos?
¿Oca, parchis, damas o ajedrez?