Ya comentamos en otra ocasión el juego “mi primer frutal”.
Pues ahora que los niños han crecido un poco, hemos pasado al “hermano mayor” de ese juego: El frutalito.
La caja contiene:
- un árbol de cartón que se encaja en una ranura para que se mantenga en pie
- una figurita de madera de un cuervo
- un dado grandote
- cerezas pequeñitas de madera (se colocan encima del árbol)
- una cestita para guardar las cerezas recolectadas
- 15 tarjetas: todas tienen flores por un lado (hay tres tarjetas por cada color de flor) y por el otro lado pueden tener cereza, animalito dormido o cuervo
La finalidad del juego: es la misma que en “mi primer frutal”: conseguir recolectar todas las frutas (en este caso, son cerezas) antes de que el cuervo llegue al final del caminito y se coma toda nuestra cosecha.
Pero, en este juego, a diferencia del otro, no basta con tirar el dado sin más. Ahora, según lo que salga en tu tirada, levantarás una ficha de las 15 que hay (que, previamente habremos colocado boca abajo).
Para cada color de flor, hay 3 fichas:
- una tiene una cereza: ¡bravo! coge una cereza del árbol y la guarda en la cestita. Te quedas con la ficha de cereza
- una tiene un animalito dormido: ¡shhh! hablamos bajito para que no se despierte el animalito. Le vuelves a dar la vuelta a la ficha y la dejas en su sitio.
- una tiene un cuervo: ¡oh, no! el cuervo avanza una casilla. Vuelve a dejar la ficha del revés en su sitio.
Como veis, es un juego tipo “memo” sólo que mucho más atractivo que el “memo” clásico de siempre. Es muy divertido ver a nuestros niños poniéndose el dedito en los labios y haciendo “shhhh” para no despertar al animalito de la tarjeta. Además, al ser cooperativo, anima mucho más a Martín a jugar (aún está en esa fase en la que lo de perder lo lleva un poco regular 😉 )
En casa, gusta un montón, y además, estéticamente es una monería.
Edad recomendada
A partir de 3 años, de hecho nuestro peque de 3 juega súper bien.
Tipo de juego
Cooperativo, memo
A destacar
Calidad de los materiales. Muy colorido, bonito y llamativo. Una divertida manera de trabajar la atención.